miércoles, 13 de abril de 2011

¿Qué le pasa a mi arce?

En principio, con una situación, abonado y cuidados diarios apropiados, que se han descrito en otros apartados, el arce no tiene más problemas de cultivo que otras especies. Sin embargo, a menudo encontramos problemas, de los cuales observamos sólo los síntomas, y es importante reaccionar ante estos síntomas a tiempo, bien cambiando las circunstancias en que lo estamos cultivando o bien aplicando el tratamiento adecuado.

Veamos los síntomas y sus posibles (aunque no únicas, ahí habría que revisar la historia de cada árbol en particular) causas:

Cuando el arce presenta hojas de color amarronado, con los bordes secos, puede deberse a poco riego (o sustrato inadecuado que no permite que el agua llegue adecuadamente), o bien a un exceso de insolación. Por tanto deberemos revisar el sustrato, regarlo más a menudo, o bien ponerlo en una situación de semisombra, como hemos comentado en otros artículos que es más acertado para la especie.



Si observamos que las hojas tienen un moteado amarillo, debemos contemplar la posibilidad de la existencia de araña roja. Posteriormente, las hojas se abarquillan, llegando incluso a secarse totalmente y caerse.
Estos arácnidos diminutos pueden verse si se observa con atención, o bien utilizando el truco de sacudir alguna rama sobre una hoja blanca de papel. Igualmente en ocasiones pueden observarse las diminutas telarañas que tejen en el envés de las hojas, pero el hecho de que no las veamos no quiere decir que no existan.
Como el ambiente cálido y seco favorece a la araña roja, la pulverización puede ser un paliativo.
Podemos mantener a raya a la araña roja con los tratamientos de invierno a base de aceites minerales, pero una vez que ya ha aparecido deberemos utilizar como remedio tratamientos específicos contra ella, como el Keltane u otros acaricidas como Azinfos, Binapacril, Carbofenotion, Dinocap, Fosalone, Metoato, etc. 

También existen remedios ecológicos contra la araña roja: Así, tiene sus depredadores naturales, pero no controlan la plaga totalmente. Amblyseius californicus come huevos, larvas y adultos de Ácaros. Existen a la venta preparados con estos depredadores para soltarlos dentro de invernaderos. Esto se está haciendo en explotaciones comerciales, pero a nivel de aficionado que tiene uno o varios árboles afectados no es una solución práctica.

Cuando el arce presenta brotes largos y débiles puede deberse a exceso de riego o falta de luz. A menudo sucede si se cultiva en interior, lo cual no es habitual (y desde luego nada aconsejable) en los bonsais. Es importante que estén al aire libre, en una situación adecuada según las pautas que hemos visto en otras ocasiones.

La existencia de pulgón es fácil de detectar, porque se ven bien a simple vista y los aficionados a bonsais "remiramos" mucho nuestros arbolitos, sobre todo en la época de brotación. El pulgón es un insecto a veces negro y otras verde, que se suele ver en el envés de las hojas y el tallo, a menudo en los brotes tiernos. El crecimiento del arce en el caso de sufrir esta plaga se observa además lánguido y retorcido. No se os ocurra echar cualquier remedio casero que haya servido para vuestras plantas de jardín o incluso para otros bonsais, como el agua jabonosa. Os lo digo por experiencia, las hojas del arce son demasiado delicadas y se queman con facilidad.
La presencia de hormigas cerca del arce puede ser igualmente un primer aviso para que busquemos el pulgón en nuestros árboles. Las hormigas "ordeñan" y pastorean los pulgones, incluso los trasladan a nuevos "pastos". Aunque el pulgón tiene depredadores naturales, como la mariquita o la avispa, su uso para el aficionado al bonsai no es un consejo muy realista. Deberemos utilizar un insecticida, como folithion.

Si encontramos en las hojas manchas marrones con aureola rojiza,  estaremos  alerta porque es probable la existencia de hongos, contra los cuales utilizaremos un fungicida sistémico. Este tipo de tratamiento (sistémico), a diferencia de los tratamientos de contacto, Son absorbidos a través de las hojas y de las raíces y se movilizan por toda la planta, y  afectan además a varias etapas de la vida del hongo.

Otro síntoma que podemos encontrar en los arces, sobre todo en los que tienen un hábito de crecimiento corto como el palmatum shishigashira, o un estilo más propicio para ello, como el escoba, es la muerte de hojas y ramas interiores, a las que no llega bien la luz. En este caso, realizaremos una poda de aclarado y le daremos unas horas de sol (a poder ser matutino) durante una temporada,  hasta su recuperación.

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